Esta vivienda de casi 2.000 m2, situada en la Zagaleta, y con vistas al mar y a la montaña, ofrece todo lo que alguien le puede pedir a su hogar. Entramos en la parcela y nos encontramos al fondo una pasarela de piedra que parece flotar sobre una fuente y sirve de acceso principal a la vivienda. Dentro, todas las estancias se comunican a través de una galería con muros de piedra, sólo separados por las puertas de madera de Roble hasta el techo y en color wengué.
Las puertas tienen un diseño especial creación del arquitecto. Hojas de suelo a techo sin bastidor con acanaladuras a distintos niveles entre las hojas y los fijos, que actúan a modo de falso bastidor. Otras puertas en blanco rompen con la estética de cristal y piedra que hay en la casa, y todos estos elementos forman un conjunto perfecto.